Parece ser posible
que me sienta más que feliz
dibujando alguien triste,
muy anciano, muy pobre,
detestando a tu gato,
subiendo una cuesta enorme
ataviado con chándal y zapatillas
o bebiendo agua porque sí
sabiendo que nunca resplandece
como un vaso medio lleno de Cardhu.
Todos estos avatares cotidianos
Que procuran esta paradójica felicidad
van, mi amor, más allá del poco caso
que les haces…
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