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lunes, 18 de febrero de 2008

BEGIUGE (De monstruos II)

Siguiendo con la serie prometida de cuentos monstruosos elaborados por los peques del citado colegio salmantino, aquí les dejo la historia del simpático Begiuge (léase: Beguiugue) creada por la maravillosa Natalia, autora también del 2º dibujo. Una pocholada, sin duda.
BEGIUGE


Por: Natalia y Joseba

Érase una vez una vez un monstruo llamado Begiuge(*). Su nombre significaba “Salto mucho mucho”. Parecía una serpiente saltarina.

Tenía sólo un ojo y una ceja. Tenía el cuerpo rosa y amarillo y su queja era que carecía de orejas. Era muy calva. No tenía piernas. Era muy chica, delgada y con forma de espagueti. Era muy presumida.

La hacía especial que saltaba. Y no le hacía especial que tenía un ojo. Aunque con el ojo veía mejor a sus amigos. Sus mejores amigos eran Maytt y Joseba. Su profesora se llamaba Raquel.


¡Aquí empieza el cuento!

Begiuge vivía en Serpentrópolis.

Tenía un amigo que se llamaba Maytt. Ellos iban a todas partes juntos, pero luego se pelearon porque Begiuge quería ver a Cuore y Maytt quería ver a sus amigas Eva y Selena, que vivían en Monstruópolis.

Al final Maytt se fue a verlas con su amigo Yani. Y Begiuge, sola.

Begiuge llegó a la ciudad a ver a su amigo Cuore. Y, al tiempo, ya le dio pena de Maytt y a Maytt de Begiuge y entonces se vieron en la calle “Salta que salta”. Begiuge y Maytt se perdonaron.

Y colorín, colorado, este monstruo se ha acabado.



(*) Begiuge: Juego de palabras
en euskera: Begi, ojo, Suge, culebra, serpiente.


viernes, 8 de febrero de 2008

La fiesta de ipuijale (De monstruos, I)

La primavera pasada, una buena amiga que se encontraba trabajando en un colegio en los confines de Salamanca, me comentó que estaba preparando una actividad con los pequeños. Algo que se iba a titular 'Monstruos a la carta' o 'Te cuento mi mundo' o los dos a la vez, no recuerdo bien cómo me lo presentó. Me pidió permiso para usar alguno de los monstruos que yo había dibujado y, después, apenas tuvo que insistir para que le dibujara alguno más, siento debilidad por esas cosas. Ella se los mostraría a los niños, unos monstruos deliciosos de 7 u 8 años, y ellos crearían las historias y nuevos dibujos, según el modelo que yo había perpetrado.
Ni que decir tiene (por más que me duela) que lo que los maravillosos enanos realizaron dejó mi colaboración en algo puramente testimonial. En los próximos días podrán ustedes comprobarlo, intentaré ir colgándoselos, no sin olvidar agradecerle a la seño R. todo lo que de ella hay en las historias, que no es poco.
El primer cuento que les regalo es éste: «La fiesta de Ipuiijale». Cambien los ojos de ver y pónganse los otros y disfruten con lo que escribe Eva. Una delicia.

La fiesta de Ipuijale

Por: Eva Gonzalez


Te voy a presentar a Ipuijale, que significa “el que tiene dos ojos y dientes grandes porque muerde las cuerdas”. Su cuello es pequeño, tiene mucho, como el de las jirafas. Sus orejas son puntiagudas y por ellas se mete la cola. Tiene los brazos muy flacos. Siempre va descalzo. Sus dedos son gordos. Sus ojos son azules, y siempre respira por la boca porque no tiene nariz. Mastica papel. Ipuijale tiene unos colmillos de dentadura.

Vive en Ipluxe. Allí hay unos chalés que es donde vive Ipuijale. Sus vecinos son monstruos como él.

Éste es especialmente malvado. Ahí, sin ir más lejos, le pillaron devorándose el ejemplar de 'El principito' que acababa de recibir Jorge por su cumple... Tendríamos que hacer algo, como sacarle la cola de las orejas, por ejemplo, me han comentado que si se le hace eso, se queda ciego..

Una mañana de invierno se levantó temprano para quitar la nieve de s
u puerta, para poder pasar con el coche porque se iba a ir a una fiesta. Él tenía prisa porque pronto iba a empezar. Cuando quitó la nieve se fue a la fiesta.
Había un montón de monstruos. Ipuijale se asomó al balcón y se cayó del balcón, y su cuello ya no era como el de las jirafas, porque se le hizo pequeño. Los demás monstruos lo llevaron al Hospital Monstrils, lo curaron y se le volvió a poner el cuello como el de las jirafas.
Al salir del Hospital Monstrils se llevó un aparato del hospital, que era lo que se pone ahora él en la nariz, y lo dejó por el suelo.

Y así se acaba este cuento de Ipuijale.

jueves, 31 de mayo de 2007

Robin Jooood...

En los confines más secretos del bosque de Lymm O' Nadd, los famosos monstruos conocidos como Oriskus se han quedado sin el solaz lúdico de los mediodías. Uno de sus líderes, Robin, a quien conocen como Robin Jooood... , porque dicen que es un quejica impenitente, ha decidido no prestarse más a ser la diana de sus dardos, saetas y flechas. Los Oriskus no acaban de entender tanto enojo por parte de Robin, pero el hecho consumado es que desde el jueves pasado, fiesta patronal en Lymm, no ha aparecido por el calvero del riachuelo, que es donde montan sus competiciones de arqueros viciados. El jefe del clan de los Melo, sir P.O., asegura que le vio alejarse bramando y quejándose, argumentando cosas como que «¡Jooodeer! con esta caterva de temblorosos estoy perdiendo vista a pasos agigantados» o «¡por todos los zumos del gran Z. Ythron, tienen mala puntería de narices! ¡Joooderr!» Mi hermano, sin ir más lejos, le vio ayer internándose en la parte de la montaña del oeste, donde están los temidos clubes de monstruos facinerosos y pendencieros y, sorprendido con su relateo incesante, le sacó la foto que veis. Claro, la consecuencia más cercana la sufrirán en breve los niños del condado Nemoroso, pues los Oriskus, sin su ración de juegos habitual, en las noches se convierten en dos, e incluso tres, veces más terribles que de costumbre...

viernes, 25 de mayo de 2007

Piztiak piztu...

Claro que, puestos a elegir, no puedo ocultar cierta debilidad por todos esos entrañables monstruos que crecen de los borrones que se le escapan a mi pluma. Suceden siempre en el breve desvarío que me provocan algunas ensoñaciones y se alzan chillones y divertidos. Consiguen asustarme lo justo como para que la ensoñación se evapore en otra ensoñación, la de admirar cómo van desapareciendo en su remolino de burbujeantes añiles, evocadores sepias y plácidos lilas mientras, no me pregunten cómo, alguna nueva idea para alguno de mis disparates se ha puesto en marcha para mal de lápices y cartulinas...

miércoles, 23 de mayo de 2007

Mis monstruos favoritos (I)


Maytt Emin Dutt, el viejo monstruo de la zona de la frontera está triste. De hecho, por la comarca de las minas de uranio y los campos de la Peña hace algún tiempo que le echan de menos. Dicen que el alcalde de Lumbrales ha mandado una queja al S.U.S.T.O. (Servicio Universal de Seres Terroríficos, Obscuros y Sorprendentes) porque Maytt hace días que no cumple con su cometido de asustar a los niños que no comen, o no estudian, o no obedecen, o a los campistas que lo dejan todo perdido en las salcedas del río, o a Leonardo, el recalcitrante ladrón de gallinas de Saelices...
Pero resulta que Maytt está triste, desconsoladamente triste, inmensurablemente triste. Y no sólo no tiene ganas de andar por esos caminos y esas aldeas dando sustos a diestro y siniestro, como es su fama. Es que, además, se podría decir que por ahí, por lo de dar sustos, es por donde le sobrevienen todas sus cuitas al pobre Maytt Emin Dutt.
El caso es que su amada, adorada, venerada e idolatrada Lilhu R. Agarri, aspirante desde hace apenas sesenta años a Ser Benefactor, le ha abandonado porque no soporta que asuste a los niños pequeños que ella protege de incógnito, como ordena su cargo. Han mantenido durante décadas una entregada relación que se ha visto truncada, de golpe y porrazo, hace unos días, cuando ella le comunicó que lo sentía pero que «se le partía el alma cuando escuchaba los llantos de Adrián, o de Lorena, o los gemidos acongojados e hiposos de la pequeña Silvia». Porque, hay que reconocerlo, el viejo Maytt, no tiene precio como asustador.
He oído que va de antro espectral en antro espectral, llorando una lágrima cada noche, mirando el retrato que se hicieron juntos en un fotomatón de la Ciudad, una inolvidable madrugada, sin dejar de trasegar litros del amargo, humeante y adictivo elixir de la mandrásella.
Y ¿quién le explica que ella está equivocada y que precisamente sus sustos son necesarios para que ella exista? ¿Para qué, si no hay malos momentos ni posibilidad de desgracias, son necesarios los seres benéficos? ¿Quién le explica que en el fondo de la más enorme alegría se esconde siempre algún miedo, más o menos grande? ¿Y quién le cuenta que, pese al mal trago que pasa,pese al susto que está viviendo, no existen seres benefactores que se ocupen de los pobres monstruos enamorados?

TARENTOLA MAURITANICA

Paeres del corral que en verano «El Circo de la Luna» en sus farolas albergan un latir de tarentolas abatiendo cualquier insecto enano, dul...