En el árbol que el
abuelo
plantó para aplacar
el invierno
con la leña de sus
ramas,
para aplacar el
verano
con la sombra de su
fronda,
para aplacar la
despensa
con la carne de sus
frutos
ha tenido Mieltxo
una aventura de lanzas
y de arcos,
tiene, recónditas, las
caricias
de la alondra y el
ruiseñor
y tendrá
la casa donde alargar
la infancia
lejos del suelo
donde el abuelo
plantó el árbol…