viernes, 25 de febrero de 2011
Ausencia 9
jueves, 24 de febrero de 2011
No es un pinzón
miércoles, 23 de febrero de 2011
Lejos de todas las ventanas
viernes, 18 de febrero de 2011
Lillie catchs the Rainbow
«Tornerò»
viernes, 11 de febrero de 2011
Sonata 16
«Sucedía en tus ojos
y no era necesario estar allí»
Todavía no te podido decir
cómo me duele
ver llorar los pájaros
de nuestra mutua soledad
cada vez que abro algunas puertas,
cuando tengo demasiada prisa
para pararme a tomar una taza
de cualquier cosa caliente,
al pasar por las alamedas
de un otoño tan reciente
que sigue siendo malva.
Todavía no sabes
que lloran y lloran
saltando, sin volar jamás,
desde mi flequillo,
blanco, blanco, blanco,
hasta esa orilla de tu ingle
donde dos palabras
nunca cesan...
miércoles, 9 de febrero de 2011
Alejandra también está en los atrios
martes, 8 de febrero de 2011
Paulette sorte
viernes, 4 de febrero de 2011
Cotorreos...
Una prima de la mejor amiga de la madre de una chica que va al colegio de una de mis alumnas le comentó al frutero del supermercado donde compra la sobrina de la señora que me cose remiendos y me coge dobladillos en los vaqueros que necesitaba un poema para su hija de catorce años a la que le habían encargado hacer una composición que ilustrara un trabajo de Lengua sobre no sé qué época dorada de la literatura española. Ni que decir tiene que, cual reguero de pólvora, la noticia ha ido del frutero a la peluquera de la calle Infanzones, de ésta a una clienta que peina todos los sábados y que trabaja en el Banco de Santander, de ésta a la mujer que le lleva los trámites de la hipoteca a la sobrina de Concha, de la sobrina a la propia Concha, mi modistilla, quien, el lunes, cuando me entregaba los viejos jeans que acaba de repuntearme no dudó en dejarme caer que...
No pude negarme, claro está; es proverbial la flojera de mi ánimo ante esas situaciones y, así, le regalé el vetusto y justamente olvidado soneto que adjunto. Espero, con todo, que la prima susodicha arda en el peor de los infiernos, pues hoy, cuando estaba comprando unas pechuguitas de pollo para albardar, Aurelio, el carnicero, me ha hecho saber que una clienta que es compañera de brisca en el Hogar del Jubilado de una paisana de la abuela de la niña del demonio que a ésta le han cascado un cero en un trabajo del cole «y eso que había puesto un poema de un profesor que se las da de mu...»
No digas besos, di palomas rojas,
puedes decir granadas entreabiertas
di también corazón que abre sus puertas
o mariposas mancas, ciegas, cojas.
Por decir, di la lluvia en que me mojas,
di azucenas que brotan en las huertas,
di yertos lirios en las bocas muertas,
di del bosque secreto alfombra de hojas.
No digas besos, dulces desagravios
que golpean en óvalos que ilesos
tornarán de otros óvalos, más sabios.
Besos no digas; mas descorre, gruesos,
los telones de sueños de tus labios;
no los nombres, mejor dame tus besos...
Todo está escrito
Vuelvo a afanarme hasta el sudor,
más allá de los propios dedos,
en mil caligrafías,
acusándole al amor
ese carácter de intruso sucesivo:
en la lluvia, en la sangre,
en aquella cosquilla...
Entonces te he llevado sin un orden
concreto
hasta el viejo mirador del acantilado,
hasta la esquina menos asediada
por el viento,
hasta el rumor de olas de mi mano
en la lupa de tu pecho,
hasta la luna insultándote en el iris,
hasta la mediavoz...
No puedo ignorar que Benedetti,
que Neruda,
que el propio Borges
ya no te sorprenden,
no tenemos nada ya
que no sea el viejo Salinas
y un único verso detrás de cada noche.
Te escribo en la inconsciencia
de que soy granate
y sigues muriéndote de frío
jugando, muda,
con tus gorriones
por las nieves de mi piel...
(E.L.Kasher- «El hombre que fuma abrazó a Alejandra»)
jueves, 3 de febrero de 2011
Nubes... (E.L.Kasher - de «El asno en globo»)
Es extraño que sólo siete años más tarde admitiera Kasher que el poema primigenio era un disparate de ritmo repleto de sobresaltos y eufonías forzadas. Y, por otra parte, llama la atención el hecho de que el único poema editado dos veces (el mismo pero diferente, obvio es) en la maravillosa revista «El asno en globo», del sanatorio donde el poeta debió de pasar cuando menos un par de lustros, sea un soneto.
Cuesta imaginarse al artista peleándose con quien quiera que fuera el director de la publicación por aquella época (sospecho que se trataba de Ramón H...) para que incluyera el poema en cuestión y la diatriba contra el original que lo precede y que obviaré aquí, del mismo modo que obviaré el soneto que mi adorado autor tanto odió, como odió, en general, la figura poética de los catorce versos rimados tan ponderada por otras voces. No me arrogaré sino la puntualización de que, una vez más, distancia y olvido asolan su pluma...
Es tan temprano todavía, apenas
las nubes de algodón pintan erizos
sobre el dormido mar pleno de hechizos,
inmenso crisol de coral y arenas.
Tan temprano y mis manos van ya llenas
con ecos de sirenas, primerizos
síntomas de ti, pero ya enfermizos
recuerdos hechos de aire, ¡esas cadenas!
Nubes por cielo y mar y yo aquí, quieto,
amanezco sin ti, lejano encanto.
Tendré que abandonar este soneto
pues sólo despertar te añoro tanto
que iré con esas nubes, te prometo
que lloverá a las tres. Será mi llanto.
TARENTOLA MAURITANICA
Paeres del corral que en verano «El Circo de la Luna» en sus farolas albergan un latir de tarentolas abatiendo cualquier insecto enano, dul...
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Paeres del corral que en verano «El Circo de la Luna» en sus farolas albergan un latir de tarentolas abatiendo cualquier insecto enano, dul...
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Llueve con eco de guitarras viejas, retratan los charcos las catedrales, viven besos, retumban los portales y tu vaga sombra mi...
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No hay tristeza posible, sigo atando nudos en los cordones. Ato nudos murmurando cómo eres incapaz de saber que tus palomas albergaron una r...