Aquí,
como un crepúsculo de lirios
entre dulces violonchelos.
Tienes que saludar al día
(tú que albergas pájaros)
para que el reloj consista,
para que el hombre,
tibio aún,
te ofrezca el agasajo
de la mantequilla,
el injerto de besos y nocheterna
Paeres del corral que en verano «El Circo de la Luna» en sus farolas albergan un latir de tarentolas abatiendo cualquier insecto enano, dul...