Vuelvo a afanarme hasta el sudor,
más allá de los propios dedos,
en mil caligrafías,
acusándole al amor
ese carácter de intruso sucesivo:
en la lluvia, en la sangre,
en aquella cosquilla...
Entonces te he llevado sin un orden
concreto
hasta el viejo mirador del acantilado,
hasta la esquina menos asediada
por el viento,
hasta el rumor de olas de mi mano
en la lupa de tu pecho,
hasta la luna insultándote en el iris,
hasta la mediavoz...
No puedo ignorar que Benedetti,
que Neruda,
que el propio Borges
ya no te sorprenden,
no tenemos nada ya
que no sea el viejo Salinas
y un único verso detrás de cada noche.
Te escribo en la inconsciencia
de que soy granate
y sigues muriéndote de frío
jugando, muda,
con tus gorriones
por las nieves de mi piel...
(E.L.Kasher- «El hombre que fuma abrazó a Alejandra»)
2 comentarios:
Comme ce poème est triste et émouvant à la fois, Joseba.. Comme tu vois je te lis, je te suis..
Mila muxu, de Selmatxu... toujours.
Mercie, Selma!!! me alegra volver a verte por este nevero... Espero que todo siga bien por esas jaimas...
Petonsss!!!
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