«Sucedía en tus ojos
y no era necesario estar allí»
Todavía no te podido decir
cómo me duele
ver llorar los pájaros
de nuestra mutua soledad
cada vez que abro algunas puertas,
cuando tengo demasiada prisa
para pararme a tomar una taza
de cualquier cosa caliente,
al pasar por las alamedas
de un otoño tan reciente
que sigue siendo malva.
Todavía no sabes
que lloran y lloran
saltando, sin volar jamás,
desde mi flequillo,
blanco, blanco, blanco,
hasta esa orilla de tu ingle
donde dos palabras
nunca cesan...
3 comentarios:
Que poema tan bonito, un poco triste.
Un saludo y buen fin de semana
¡Cómo me gusta volver a hundirme entre cerezas para escuchar y oír sottovoce tus poemas.
Un abrazo bien grande, Joseba
Gracias a ambas por vuestras respectivas visitas...
Sí, Ana, tiene un cierto poso de tristeza y aunque me alegra que te haya gustado, espero que no se adecúe a nada vivido por ti, pero, ¿quién no lleva a cuestas recuerdos y olvidos?
Condesa Freia, póngase a Mahler, que le va como anillo de Nibelungo al dedo a lo último que va saliendo...
¡¡Abrazos miles!!!
Publicar un comentario