viernes, 11 de febrero de 2011

Sonata 16

«Sucedía en tus ojos

y no era necesario estar allí»


Todavía no te podido decir

cómo me duele

ver llorar los pájaros

de nuestra mutua soledad

cada vez que abro algunas puertas,

cuando tengo demasiada prisa

para pararme a tomar una taza

de cualquier cosa caliente,

al pasar por las alamedas

de un otoño tan reciente

que sigue siendo malva.

Todavía no sabes

que lloran y lloran

saltando, sin volar jamás,

desde mi flequillo,

blanco, blanco, blanco,

hasta esa orilla de tu ingle

donde dos palabras

nunca cesan...

3 comentarios:

Ana Manotas Cascos dijo...

Que poema tan bonito, un poco triste.
Un saludo y buen fin de semana

Freia dijo...

¡Cómo me gusta volver a hundirme entre cerezas para escuchar y oír sottovoce tus poemas.

Un abrazo bien grande, Joseba

Joseba M. dijo...

Gracias a ambas por vuestras respectivas visitas...
Sí, Ana, tiene un cierto poso de tristeza y aunque me alegra que te haya gustado, espero que no se adecúe a nada vivido por ti, pero, ¿quién no lleva a cuestas recuerdos y olvidos?
Condesa Freia, póngase a Mahler, que le va como anillo de Nibelungo al dedo a lo último que va saliendo...
¡¡Abrazos miles!!!

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