Alejandra quiere amanecer
educando el paisaje,
por eso le huelen los ojos
a repentino mar.
Alejandra me pide
un suelo más amarillo,
su fresca esquina en la tarde
y una incongruente palmera.
Pero yo tengo abedules
que ensanchan su protesta
y ese pájaro
que habla en su mirada...
Traerá su libro, Alejandra,
y traerá ese sol
encima de la piel
que abriga la mañana
sentada, leve apenas,
en la repisa gótica
donde yo no quepo.
Me voy,
pero ahora ya sé
que puedo construirlo todo
desde la mano
que no destiende...
6 comentarios:
Es genial sentarse en la orilla del mar y leer o traer a la memoria un bello poema. Este, por ejemplo, va como anillo al dedo.
Errata
¡Ah, ese mar, querida Errata, cómo lo conozco...!
Siga disfrutando...
Errota
Seguro que puedes construirlo todo con tus palabras, recorriéndolas he pasado un rato delicioso.
Gracias, Isabel, es un lujo tenerte como lectora...
Que no cese...
Escribes muy bien Joseba, es un lujo leerte.
Saludos
Enhorabuena, Joseba. Había oido hablar de "Cerezas en la nieve" pero no lo había visto. Me gusta cómo escribes y, si te apetece, te invito a escribir algo en mi blog, como acompañamiento a alguna fotografía.
Un saludo.
Rosa Mª
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