Cuando llueve así, solo con Sabines
(y digo« solo» sin ningún acento)
tomo café y lo que era macilento
es uva columpiándose en jardines
de tinta. Sólo quiero que adivines
(y digo «sólo», con su tilde al viento)
que en este tiempo del café me ausento
dentro de la nostalgia y sus confines.
Nada más es preciso: dos cristales
y todos esos paraguas al vuelo;
Jaime y un café, dos solos iguales…
Cuando llueve así, con Sabines suelo
declamar tristezas, compartir males,
solos los dos, mientras se aclara el cielo…
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