Rita consiente
los besos de los vientos
que rodean el compás de su cintura,
que le danzan una rumba a esa figura
que pasea feliz y nos tiene contentos...
Pajaritos conteniendo los alientos
nos sentamos a sufrir fugaz tortura
de verla representar su singladura:
un delicioso ballet de unos momentos...
Dobla aquella esquina y pese al abandono
entona mil bendiciones la
trompeta
del músico solitario cuyo tono
le hace los coros al cobre en la gaveta
y a nuestra desazón con dulce encono.
¡Adiós bermejo ciclón de falda inquieta...!
2 comentarios:
¡Todo lo que me había perdido!
Maravilla de cuento que despierta imágenes, sabores, olores, el clip, clip de las agujas del punto. Nada se pierde, ¡si nos dejan hasta las frases que nos sorprenden al pronunciarlas!, los hábitos, etc.
Eres un gran artista.
Gracias, Isabel... Vamos a intentar darle algo de vida a este murillo... ¡¡Un abrazo!!!
Publicar un comentario