Llueve con eco de guitarras
viejas,
retratan los charcos las
catedrales,
viven besos, retumban los
portales
y tu vaga sombra mientras te
alejas.
Insiste el agua en su timbal
de tejas,
eterna estalactita de
cristales,
por donde entraste un día y
ahora sales,
por donde volverás, frágiles
rejas.
Todo muere un segundo en la
ventana,
mientras en el cristal el alma
mía
se da cabezazos con furia vana.
No lloverá esta lluvia todo el
día
y, tal como te añoro hoy,
mañana
echaré en falta mi melancolía.
2 comentarios:
Pues a mí me parece perfecto. Claro que yo no entiendo de poesía, sólo escucho lo que me transmite.
Entonces entiendes más que éste que escribe...
Gracias, Isabel...
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