En el mismo instante
en que yo cumplía 30 años
Jorge Riechman
estrujaba en un poema
la desolada muerte de Paris,
la desaparición de Berlin,
la inquina del tiempo
en la mirada perpleja:
«todo está por hacer»
sentenciaba,
y todo el otoño
embellecía para él
los pocos puentes de aquella ciudad
donde nunca he brindado
ni proclamado:
«¡La soledad, amados,
no es ninguna enfermedad!»
No debería serlo.
lunes, 7 de julio de 2008
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2 comentarios:
Si querido Joseba no debería serlo, incluso rodeado de gente, pero hay la soledad buscada, y la otra....
Jorge Riechmann, si no me equivoco, es además de muchas cosas también ecopacifista como Zeus manda...
Un abrazo muy muy cariñoso a compartir, sín falta...¿Vale?
estrujaba un poema? y las ciudades morían?
Joseba, qué imágenes más bellas e intensas, me han conmovido...
la soledad no es una enfermedad, es más bien una realidad aleatoria que no siempre aceptamos...
un abrazo!!
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