En la hora del café de la mañana de los de la oficina de Impuestos y Exacciones en el bar de Asensio, ella le hablaba siempre de cómo amaba a Salazar, el adjunto de Inventariado patrimonial, y de cómo le agradecía poder contar con él para poder contarle a alguien cómo amaba a Salazar.
En las tardes, mientras el tentempié con la gente de Patrimonio en la cafetería de Fortu, él no se cansaba de ponderar a Merikaetxeberria, la de la mesa de Vehículos de Tracción Mecánica y de describirle ese amor que lo ahogaba tanto que de no ser por el desahogo que le ofrecía la media horita del tentempié con él, que también ponderaba, se moriría con ese amor callado.
Cuando llegó la primavera un viernes, Celestino, el veterano ordenanza de la planta de Economía, Hacienda y Patrimonio, le dijo a Salazar que no podría ir, desde el lunes, a tomar el aperitivo de la tarde y que, si quería desahogarse, podrían tomar un café en las mañanas, en lo de Asensio.
Ella esperaba en su mesa de siempre la llegada de Celestino. Cuando éste apareció con Salazar, ella estuvo en un tris de volcar el café con leche sobre la falda. Merikaetxeberria estrechó su mano como si fuera a perder la suya para siempre, él tomó la de ella como si acogiera mariposas.
La sorpresa de ambos fue mayúscula cuando el ordenanza les abandonó de sopetón con una disculpa peregrina. Cualquier cosa que les dijera, era mentira. Dejó el local pensando, mientras se dirigía a tomar el café en la cafetería de Fortu, que en la tarde volvería a lo de Asensio, para un tentempié que se prometía deliciosamente solitario.
14 comentarios:
Pero qué redondo, oño! Gran breve, sí señor. Cortázar lo hubiera leído con gusto. Un beso y enhorabuena.
errata
Tantos tentempiés dan mucho juego a los celestinos.
Qué bueno.
Saludos, Joseba.
Y yo que creía que esta labor la hacía siempre una Celestina... Este lo hizo pero que muy bien... y de paso se sacó de encima el más que seguro mal de cabeza que le aquejaba putualmente mañanas y tardes ...
Mila muxu, Joseba...
Me encantó Joseba, sencillito, pocas palabras y, como te dijo errata, redondito...
PD: Queda bonita la Belchi, ¿No?...ossea
Era un poco Celestino por fuerza y predestinación, claro... pero es un poco más una especie de homenaje a esos tan necesarios y poco valorados seres humanos que son los ujieres, ordenanzas, conserjes, porteros, sabios anónimos tantas veces, jejeje...
Gracias por sus visitas, son todas ustedes encantos redomados.
Relinda, ET, la Belchi, mila esker, che...
Por descontado mi homenaje a todos ellos... O a uno en particular de quien guardo buenísimos recuerdos...
Muxu!!!
Jua! Ezin hobea, apartakoa, bikaina... zer gehiago, txo! Mundiala, borobil-boribila!
ZORIONAK! (Bene-benetan)
Muxus funcionariales!
ipuin ederra eskribiduok , baina nire blogaren ondoan piperpoto horrek egon behar dik ala??
Y ahora que me acuerdo...se de un funcionario que le prometió a una no funcionaria que iba a ser su Celestino...ossea...
Mila esker guztioi, moltes gracies de nou...
MI querida ET, debe usted mostrarse paciente; recuerde, a fin de cuentas, que uno es funcionario y que nunca olvidamos nuestro ínclito y santo lema:
«Las cosas de palacio...
van despacio»
Abrazos a miríadas, lagunok....
cuanto escritor sin editorial, y cuanto payaso publicando libros. Me ha encantado.
Gracias, Óscar, creo que voy a enmarcar su comentario. Bien hallado...
Estoy convencida de que si en 1980 hubiese tenido un conserje así la vida, mi vida habría sido, sería otra.
Un besazo Joseba
Si en lugar de Merikaetxeberria, hubiera sido la condesa Freia quien hubiera ido donde Celestino, éste nunca hubiese cambiado el turno de los cafés, por mucho adjunto Salazar, alto, guapo y con futuro, que hubiera habido...
Un abrazo, madame...
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