jueves, 10 de abril de 2008

Entre páginas*

Les dejo aquí el enlace al cuento que me han pedido algunos. Lo he colocado en una página anterior del blog para que no oculte las entradas actuales. Sólo tienen que picar en el título, que está debajo de este simpático parrafillo. Es una historia que escribí hace unos seis años, hora arriba, hora abajo. Espero que les guste y, si no, ahí está el apartado de comentarios. Sin piedad...

8 comentarios:

Martine dijo...

Como era de esperar: precioso... y también, como era inevitable, triste...

Muxu Joseba.

Joseba M. dijo...

Inevitables premisas, dulce Selma.
Siento la tristeza y te agradezco la lectura y la crítica.
Muxuak, Selmatxu.

María a rayas dijo...

bueno...más que triste yo diría que es apasionante...estaba totalmente enganchada, nerviosa por saber cómo iba a acabar aquello, inquieta...

me ha gustado mucho...

Joseba M. dijo...

Gracias, Marcella. Que siga así, como esa hermosa lluvia que, de repente...
Un abrazo.

Beatriz Montero dijo...

Bueno que historia, yo que por trabajo ando todo el día en bibliotecas me ha parecido un relato precioso. A más de una bibliotecaria le gustaría la historia.
Esa relación entre Gabino y Asún está muy bien elaborada. Esa comunicación a través de notas en libros. es muy enquietante y me enganchó desde el principio. Al principio vi previsible que fuera Asún, pero líneas después conseguiste hacerme desconfiar y andaba dándole vueltas como Gabino ¿quién será?

Ahora tengo una pega al relato. Me parece algo desproporcionado que Gabino muera tan rápido. De acuerdo que el amor platónico con la mujer de las letras lila era grande pero no es tan creible que se dejase morir. No sé, se podría morir de pena, encerrado en su cuarto sin querer comer, desganado de la vida, casi en profunda depresión. Pero morir, no sé, no sé. No me convence.
Quiza sea que me da pena que acabe así la historia.

Joseba M. dijo...

Quizá tengas razón, Bea. Es más, estoy seguro que de haberlo escrito hoy lo más que le hubiera pasado al pobre Gabino sería un ataque de anginas o un largo viaje al Tibet, tan en boga. Cuando lo hice, sin embargo, veía que tenía que morir como, de hecho, morían casi todos los pobres protas que creaba.
Pero, sin querer polemizar contigo,¡líbreme Willy Wilder!, no estoy yo tan seguro de que no haya gente que se mate por estas cosas. Gente inteligente si quieres, pero con ese toque de estupidez romántica pelín trasnochada que les lleva el alma en puro purgatorio a diario. Y si no los hay, habría que inventarlos.
Por otro lado, el hecho de que te haya dado pena el final es ( o me lo tomo yo así, ea)una especie de tácito piropo a la parte literaria del cuento.
Mil gracias, de corazón.
Un abrazo enorme.

Edurne dijo...

Ipuin honen irakurketa bukatzean, zeozer komentatuko dizut...

Edurne dijo...

Ya está, irakurri dut!
Pero he de leerlo de nuevo.

Bueno, sí que engancha el asunto de la comunicación a través de esas notitas en los libros.
Has conseguido una buena atmósfera y has recreado los dos personajes a la perfección.

Yo ya sabía que la mujer de lila era Asun, no porque fuera previsible (podía ser cualquier otra, incluso un hombre, pero...)
Lo que no me esperaba era el final tan drástico, aunque, efectivamente, no hace falta ser un memo, o una mema para dejarse arrastrar por una obsesión, una pasión como la de Gabino.

Tal vez si hubieras prolongado un poco más la agonía de Gabino, o dejado vislumbrar las intenciones de Asun...
Pero en cualquier caso, tal cual, está bien y mantiene la tensión hasta el final.

Sorprende la aparición de la narradora, cuando se hace real, pero también es una forma de aunar, de recoger la historia y terminar de cerrarla.

Oso ondo!
Muxuak!

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