Aquí,
como un crepúsculo de lirios
entre dulces violonchelos.
Tienes que saludar al día
(tú que albergas pájaros)
para que el reloj consista,
para que el hombre,
tibio aún,
te ofrezca el agasajo
de la mantequilla,
el injerto de besos y nocheterna
Cadáveres exquisitos dejaremos y esos frágiles olvidos que ilustran la memoria que nos tendrán... Ella escuchaba el mismo disco de Serrat ...