viernes, 21 de noviembre de 2008

De Oriente vino un Orient

                                                                         



 
Recuerdo,
ahora, 
cuando la palabra memoria
empieza estar prohibida,
un enorme reloj dorado de pulsera.
Me dije:
«Con el dinero de Saba
me han regalado el tiempo del desierto»
De allí vino en avión.
Un enorme reloj
bañado en oro.
Los pobres tenemos el corazón de la urraca.
El padre sangró sudor
a orillas del mar Rojo
haciendo cimientos en la nada.
Un año junto a las playas prohibidas de  Hoddeida,
ajeno a que Saná
estuviese en las listas patrimoniales
de la Unesco,
ignorando el destino de aquella gente que cargaban
en destartaladas camionetas
arenas adentro
donde el tiempo lo mide
la sombra de una duna.
Las catorce mil torres de Saná
no tienen la culpa.
El tiempo del desierto humanyí
brillaba en las noches bajo mis sábanas.
De Oriente vino un Orient.
Ahora recuerdo,
cuando la memoria
se sacude las moscas en una cama,
un enorme reloj dorado
con cronómetro,
con fecha, con luz,
con cuenta atrás.
El padre lo pagó con dólares
en playas remotas
donde dejaron una ciudad fantasma
y unas gotas de miseria
en otras miserias.
Quizá esta tarde,
a las 17:45,
cuando aprisione mi mano,
esa mano traidora
donde ahora hay un Citizen de acero,
le cuente que
Saná es un capricho de ciudad
donde la gente sigue 
peleándose por salir en una foto
y que la Unesco etc., etc.
y que aquellas camionetas eran 
las mismas que en su pueblo
cargaban gente en el 36,
en el 37, en el 38...
y que el destino era el mismo,
barrancos adentro,
donde el tiempo
se junta en los cerros
con el sueño de la oveja.
Y lo olvidará todo.
Pero, de todas fomas,
 le diré,
antes de las 19:00,
aunque lo olvide,
que ahora en el recuerdo,
cuando las cosas son verdad,
por fin, aquel enorme reloj dorado
es un precioso reloj
de oro macizo. 

7 comentarios:

Anónimo dijo...

:) Un beso
errata

Anónimo dijo...

Gure aitak ez zuen sekula ezagutu Ekialdea baina bai 36,37 eta 38ko kamionetak. Gogoan dut etxera poz pozik etorri zenekoa, Seiko erloju bat prezio onean erosi zuelakoan. Diabetesak bista kaltetuta zion zegoeneko.Inork ez genion esan Seikon markako erlojua zeramala eskumuturrean. Hurrengo urtebetetzean neuk oparitu nion benetako Seiko erloju bat (portzierto, hain bihotz onekoa izanda, zuri ere oparitu nizun erloju prezioso bat).

PD: gogorarazi didazu nik ere izan nuela Orient erloju bat, baina inpertsonalagoa zen hura, ez zen sekula urrezko bihurtu.

Edurne dijo...

Nik denbora behar dut (eztatik Orient edo Seiko edo Festina, Certina, Omega edo holako antzerako bat den ordulari batean harrapatuta dagoen denbora..., baina denbora behra dut!
Benbora gehiagorekin itzuliko naz hemendik!
Bitartez, muxuak, bitarteko muxuak!
Ja!

Bibiana Fernández Simajovich dijo...

Acabo de leer el anterior post, amigo iluminado Harguix, costó encontrar el espacio-tiempo-concentración para una obra así. Creo que de contar conmigo y mi poca resistencia al esfuerzo los Rune se hubieran extinguido
¡Cuánta imaginación; chamanes, heroicas ciudades milenarias (o lo parecían)estrellas-flores iluminadas y un clima épico, romántico...
Joseba; el guión cinematográfico YA

Martine dijo...

Y tu imaginación amuebla la nuestra, sín duda alguna...
Me siguen encantando tus Poemas, tus relatos, Joseba...

Mila muxu.

Cia dijo...

Vuelvo a este blog, como se dice en mi tierra, de tiempo en tiempo; pero siempre que vuelvo, me sorprende, y de nuevo despierta mi interés. Un saludo Joseba!

Joseba M. dijo...

Bai, Arroyo jauna, bai... ondo inmortalizaturiko erlojua izan zen hura eta ez, hura ere ez zen sekula urrezkoa bihurtu...
Ai, Edurne, kontuz horrekin, antzekoa gertatu ei zitzaion Proust-i eta ez dakit zelan amaitu zen...
Mi querida ET, gracias por el comentario pero ¡no te des por vencida! al relato del harguix le falta un capítulooo... luego lo cuelgo.
Adorables Selma y Cia, mil gracias por las visitas, saben que en este helado páramo, mal que bien, siempre habrá fruta para ustedes...
Besos para todos.

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