miércoles, 22 de octubre de 2008

DOND STAS, INBCIL?


Cojeaba, lo advertí sin mirar atrás, vigilando su reflejo en cristales y espejos. Por más calles que doblaba, reaparecía a lo lejos, pese a su minusvalía. Opté por el metro, había una boca en la siguiente esquina. Si entraba en el andén, la abordaría. Estaba decidido. Bajé y esperé el tren, mirando de reojo las escaleras de acceso a mi parada. Nada. La había perdido. Por fin. Entonces, vibró el móvil en la mochila. Pero no era mi teléfono... ¡ni mi mochila! Acababa de llegar un mensaje: 



3 comentarios:

Edurne dijo...

Jajajajaja, supercahondo el embrollo! vaya lío de móviles, de mochilas... y eso nos puede pasar,a que sí?
Ojo al dato!
Muxus!

Joseba M. dijo...

Nos puede pasar y, en algunos casos, puede ser una auténtica catástrofe. Cada día dependemos más de una serie de trastos...
Y, claro, no perderse ese miedo a ser seguidos... paranoias varias del progreso...
Zelan klase horiek, Edur?
Muxutxuak!

Anónimo dijo...

Gaur egun polita nuen baina badakizu horrelakoetan beti agertzen dela tontoren bat eguna izorratzeko. Bada, gaur ere agertu da eta nik ezin izan diot ihes egin metroraino.
Bost minutu neramatzan suputamadreka eta gerezi hotz pare bat jatea erabaki dut lasaitzeko. Baina lasaitu bakarrik ez, barrezka hasi naiz zurea irakurrita. Eskerrak tontoren batek eguna aldrebesten dizunean, noizean behin zu bezalakoren bat agertzen dela eguna argitzeko.

Mila esker.

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